sábado, marzo 10, 2007

Depresion


Me he dado cuenta que estoy bordeando la depresión, o por lo menos un estado de ánimo nuevo, introvertido y apático, fatídico. Buscados los síntomas me he reconocido en la mayoría. No he leído como debo sentirme para decir que lo estoy ya, y los síntomas son tan abiertamente descritos que cualquiera podría considerarse depresivo. ¿Como se siente un depresivo?¿Como se siente un deprimido? Yo siento una especie de tristeza de arenas movedizas que a la vez que me sumergen hasta donde no puedo respirar, me empapa hasta el tuétano de su misma esencia. Ganas de romperme. Ganas de no ver a nadie y un deseo inconfesable de que me llamen, lo cual es totalmente contradictorio. Me siento excesivamente irritable y eso me asusta. Siento un gran fracaso, como ya he dicho estos días, aunque no es para tanto, lo se, pero no puedo dejar de sentirlo. Me siento culpable, aunque no he hecho nada para sentirlo. Siento que he defraudado a la persona que menos quería defraudar, a la persona que mas fe me ha dado, y sin embargo no se ni lo que hice mal, ni lo que dejé de hacer. Apenas salgo de mi habitación, es donde me lamento mas a gusto, donde redacto discursos mentales sobre el mal y la vida. Joder, si ni siquiera disfruto cuando toco la guitarra.


Todo esto viene de largo, no es nuevo, pero ahora se ha acentuado. Llegué muy tocado a mi último examen de carrera. Luché por centrarme, pero apenas pude estudiar dos días en los últimos cinco. Me sentía triste y era incapaz de concentrarme. Me hacía falta la mano que me acompañó las otras veces. Me sentía solo. Fue ya hace un mes. Lo suspendí vergonzosamente, con la respuesta escrita en el esquema (era un oral) y un cruel blanco mental que me hizo desistir de decir lo que sabía por miedo a equivocarme. Me hizo mucho gracia leer hace unos días que el “quedarse en blanco” es una respuesta producida por una hormona que el cuerpo segrega en estados de ansiedad. Puedo ponerme mil excusas, decir que era el tema más difícil que me podía tocar y seguiría siendo cierto, contentarme con que desde septiembre la suerte me ha abandonado a mi “suerte” y esta siempre fue mala, pero la cruda verdad es que tenía tanto miedo que ni siquiera pude decir lo que sabía, que he perdido toda la fe en mi, y que llegue tan hundido que no supe dar ni siquiera lo justo para lograr lo que me merezco desde hace meses, porque he estudiado.


Septiembre. Fue un mes horrible, si. Todos los sueños que fui construyendo se derrumbaron como un frágil castillo de naipes. Y eso es doblemente malo cuando por primera vez no había hecho planes contando solo conmigo. Solo he utilizado “te quiero” con una persona en mi vida. Y creí que ese sería un pilar suficiente para sostener cualquier cosa, lo cual es pecado de iluso. Mis sueños no eran acabar la puta carrera, ni viajar, ni trabajar… esos solo eran los medios. Mis sueños eran estar bien con alguien, y al final no ha podido ser.


En septiembre empezó todo. Era feliz tan solo unos días antes. Pero la vida me empezó a lanzar directos y yo empecé a no saber esquivarlos. Y ahora me siento y escribo unas palabras autocomplacientes en parte, constructivas en otra, que creo que sinceramente ya no sirven para nada.

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