domingo, junio 19, 2005

Carta al Amor

Mi vida, 19 de Junio de 2005


Querido Amor:


Ha pasado ya mucho tiempo desde entonces, ¿que tal te trata la vida?, ¿has estado con alguien desde nuestra última vez?... Sabes, te echo de menos. He de confesártelo aunque parezca ridículo, aunque me sienta ridículo, después de que te expulsara a patadas de mi corazón, jurándote que no te quería volver a ver, reprochándote todas mis desgracias.
Fuiste desconsiderado desde que nos conocimos, eso has de admitirlo. Me viste llegar con mi cara de "paleto emocional" y me timaste vilmente, como a un provinciano deslumbrado por las luces de la capital. Fue en nuestra primera noche, y yo, claro esta, era tu victima perfecta.
Te hiciste pronto perdonar con esa cara de no haber roto un plato urdida para que te dejara estar por un tiempo jugando tus cartas en mi mesa, haciendo y deshaciendo a tu manera. Así lo hice.
Me dabas a cambio buenos momentos, nunca demasiados, pero siempre muy intensos y poco a poco te fui cogiendo cariño, haciéndote parte de mi. Tal fue mi exceso de confianza que hasta las mas grandes putadas que me hacías me parecieran cositas buenas, así que no me resultaba un mal plan pasarme una tarde pensando en su sonrisa o una noche doliente preguntándome los porqués de sus palabras.
Ojala no hubieras pasado de esa dulce simbiosis, pero en tu naturaleza esta el ir a más, el poseer, el dominar, y yo, tan poco diestro en estas lides, me dejé engañar.
Decía Dalí algo así (y cito de memoria) como que el canibalismo es el sentimiento mas tierno del alma humana, que si Gala muriera y se redujera al tamaño de una oliva, se la comería. Más allá de su surrealismo, he descubierto en estas palabras una gran verdad. El amor es ciertamente un caníbal vestido de traje que busca otro amor para devorarse mutuamente. El amor perfecto es el que se alimenta de otro amor de la misma especie, de un semejante. Cuando ambos se caníbal izan con el mismo apetito, con las mismas ansias, funciona de verdad.
Pero tú te quedaste a solas conmigo y el señuelo que utilizabas no jugaba a tu mismo juego. Te convertiste así en el amor más enfermo, el que se alimenta de si mismo (pues tú y yo éramos una misma cosa). Te expandiste en mí como un cáncer, y vivías parasitamente de las pocas cosas que me hacían feliz.
Fue muy doloroso arrancarte de mí y echarte porque seguía teniendo fe en que contigo a mi lado pasaría lo que mas deseaba de este mundo.
No te veo desde entonces, y ahora de echo en falta. He pensado en ti muchas veces, no te lo niego, pero ahora es cuando de verdad te necesito, aunque solo sea para tomar un café un rato y luego separarnos, sólo para una conversación de esas que se recuerdan y se saborean durante los días siguientes. Tampoco te puedo ocultar que he salido a buscarte, he ido a los lugares que frecuentábamos, me he sentado en las mismas mesas, he pateado las mismas calles, pero no estabas allí.
Sabes, quiero volver a enamorarme, para ver si esta vez somos capaces de jugar a dos bandas y nos montamos una orgía duradera y felizmente caníbal con alguna de tus semejantes y su amiga humana. Tú te ocupas de lo emocional y me dejas lo físico a mí. Pero se que quizás no quieras verme de nuevo.
También debo decirte que tengo miedo. Me asusta pensar que tu, el amor que me esta destinado, seas un amor cruel y doloroso, que aquella vez no fuera el azar o el destino, sino tu naturaleza la que actuara. Prefiero entonces estar para siempre SOLO.

Un saludo: Purohumo

P.D.: No hace falta que llames si vas a venir, las puertas estarán abiertas, y perdona si al principio desconfío, pero seguro que has cambiado mucho y no te reconozco, no obstante insiste.