domingo, mayo 29, 2005

La traición de un amigo

No sé si alguien alguna vez se ocupó de escribir esas reglas que todos conocemos. Esas que no son leyes de los hombres sino leyes del alma. Aquellas cuya vulneración hiere tanto al corazón propio como al ajeno.

Yo amé un día y fue mi tragedia. Amé sin fin a quien no me correspondía, pero ella, en una mezcla de crueldad y piedad nunca supo detener mi ansia, y yo, entre la estupidez y la locura, no pude tampoco abandonarla. Años tardé en arrancar la saeta de mi carne y años me duró la herida de esa flecha emponzoñada, cuya cicatriz, de tanto en tanto, duele con fuerza. Debe tratarse del dolor de la memoria...
Pero es una historia que no merece ahora ser contada.

De ese amor me queda otro mal recuerdo, el de uno de mis mayores amigos que alcanzado por la misma flecha tiempo después se ocupó de truncar el mayor de mis sueños, justo cuando más cerca de alcanzarlo me creía. Fue verdad silenciada, tanto hacía mi como hacia ella. No fue por ello verdad menos conocida dada su evidencia al menos a mis ojos. Fue una actitud siempre perdonada, pero no por ello dejó de herirme.

Defendí su nombre frente a ella en numerosas ocasiones. Ella sentía amistad por ambos, pero en privado me habló mal de mi amigo, siempre bajo ese prisma de maldad buena con el que ella miraba el mundo, siempre con esa capacidad suya de odiar y amar al mismo tiempo. Me habló de su triste infelicidad, de su inocencia pueril y de su torpeza emocional. Yo, pese a que sabía de su traición, respeté la amistad como primera ley, como primer mandamiento. Lo defendí convirtiendo sus defectos en virtudes, sus carencias en pureza. Lo hice con sinceridad. Fue incluso la primera y única vez que tuve que hablarle a ella de mal grado y decirle que lo terrible no eran sus juicios sino su forma de juzgar. Recuerdo sentirme morir los días siguientes por haber atacado con la palabra a mi ser mas preciado. Pero era cuestión de prelación de mandamientos, como ya he dicho...

Para él el amor paso como una tormenta de verano, para mi fueron (me da miedo decir son) mis hielos eternos. El se volvió a enamorar varias veces, como antes le había sucedido, y yo seguí encarcelado durante mucho tiempo. Hace unos días, comentando sus amores pasados, un tercero pronunció ese nombre maldito sin saber que yo no debía escucharlo. Y ese nombre removió en mi tantas cosas...

No me importa admitir ahora que sus juicios sobre él, en cierta medida son los míos, y siempre lo fueron, pero en aquel momento y en su boca, en esa linda boca suya, fueron también una afrenta personal.

Es un amigo, y lo quiero, a pesar de su triste infelicidad...

miércoles, mayo 25, 2005

Canciones Asesinas

La musica se trasmite por pequeñas vibraciones en el aire, nada mas inofensivo se me ocurre, y sin embargo, hay canciones asesinas.

Sucede cuando una melodía acapara el silencio, normalmente de forma casual, puede que como otras tantas lo hayan hecho durante el día, y entra por tus oidos. Estos de forma mecánica comunican su contenido al sistema nervioso, y ahí, se ordena e interpreta ese mistico lenguaje de siete palabras: las ondas se convierten en música solo en nuestro cerebro.

Comienza entónces el debacle. Las canciones son como caballos de Troya que ocultan ejercitos armados en su interior y afloran ayudados por el factor sorpresa. Son selectivas, pues dañan a personas especificas, mientras que a otros les pueden ser del todo indiferentes.

Su primera labor es cercenar la contraofensiva, se apropian del control de las partes motrices que podrían llevarnos a parapetar los medios de acceso y propagación. Luego, acuden al depósito de recuerdos y lo revuelven todo, despertando a los que dormitaban en un estado de suspensión forzada, aquellas que yo llamo las memorias encarceladas (Es una pena que no exista otra forma de cancelar a estos individuos, pero las leyes espirituales prohiben su deportación, o aplicarles la pena de muerte...). Con la ayuda de estas, que esperaban ansiosas una inhóspita revancha, acuden a tu corazón, aniquilan la alegría y dan rienda suelta a la tristeza.

Doscientos veinticinco segundos después se retiran dejando tras de si solo desolación...

Quizás puedan llegar sonidos paliativos, pues la música tiene también sus cascos azules, pero yo, otra vez mi yo autodestructivo y cruel, de nuevo mi yo idiota, vuelvo a poner esa canción que tanto daño me ha hecho, una y otra vez hasta que se acaba el día...

Lady
Hear me tonight
'Cause my feeling
Is just so right
As we dance
By the moonlight
Can't you see
You're my delight

Lady
I just feel like
I won't get you
Out of my mind
I feel love
For the first time
And I know that it's true
I can tell by the look in your eyes

Lady (hear me tonight) by Modjo

La irremediable levedad del ser

¿Cómo centrarse? ¿Cómo evitar que el alma, como un globo de helio, me salga disparada al menor descuido? ¿Cómo hacer que no se me vayan los santos al cielo, en procesión propia de otra semana, de otros momentos?

Cuando mas necesito concentrarme mas me disperso, y mis motivos pesan bien poco, no pudiendo retener a este niño disperso de altos vuelos que siempre he llevado dentro. Si, quise ser piloto, pero no de aviones, no, de naves espaciales. En mi salón disponía las sillas como si fueran la sala de control de un crucero intergaláctico. Pasé muchas tardes surcando las estrellas, imaginando conflictos en planetas extraños, aliviando la soledad de un niño solitario.

Hoy mis pequeñas aventuras cotidianas me alejan de mi destino. No reniego de ninguna de ellas, me encanta complicarme para evadir la soledad del corredor de fondo del que si reniego. De él si reniego.
Pero estoy un poco harto de ver la tierra desde el espacio exterior...

"Here am I floating round my tin can
Far above the Moon
Planet Earth is blue
And there's nothing I can do."

De “Space Oddity”, David Bowie

viernes, mayo 20, 2005

Belicosidad de nivel 3

Noto en mí distintos niveles de furia. He trazado a fuerza de análisis y elucubraciones una escala de distintos grados, en los que me he visto una u otra vez, aventurándome a deducir también, como en la escala Ritcher, ataques de una intensidad nunca alcanzada, y espero que así siga siendo...

Hoy el fracaso me mira a la cara y yo no puedo dejar de bajar la vista. Si, me acerco al final de la carrera, a la meta, y sin embargo, mas que la fuerza me faltan los arrestos. Puede ser la soledad del corredor de fondo, el miedo a parar, el miedo a no tener una meta, el miedo a no conocer cual será el siguiente reto, correr es libertad, pero solo si tienes donde ir. Espero que ese sea mi caso, es una forma de verlo bastante romántica.

La pequeña derrota sufrida es la causa de la belicosidad de nivel 3. El hipotético máximo es 6. El 5 llegará si no logro vencer mis miedos.

martes, mayo 17, 2005

El dios de John Lennon

Dios, el que sea, crea iglesias, pero da concesiones a cualquier satan que pase por alli para establecer capillas en su interior, convirtiendolas en centros comerciales del alma. No soy creyente, preferí quedarme de puertas afuera despues de haber recorrido todas las sacristias, pero la libertad, mi libertad no quiere paredes...
Mucho antes, en mi mente la fé se fue caricaturizando, no sin un sufrimiento visceral por mi parte, en una excusa de todos para poder pecar y salir indemnes, y no era ese mi sentido de la justicia.
Se que me equivoco, pero no puedo dejar de ver a los creyentes como los perfectos estafadores: se han engañado a si mismos. Respeto sinceramente esa profesionalidad... pero yo no profeso, y ya no me molesta decirlo.
Claro esta, la vida, al igual que la verdad, tiene sus excepciones. Conozco a uno que expulsaría latigazos a esos profanos disfrazados de cordero, los expulsaría con sinceridad... pero a muchos, en concreto a los que carecieran de malas intenciones en su particular juego de la estampita los dejaria estar para que su fé no se quedara sin destino, por tanto sin sentido y eso lo respeto, por ser una actitud profundamente humanista...

La única verdad por la que lucho por creer, aunque rara vez lo consigo, es en la que creía Lennon...

GOD

"God is a concept,
By which we can measure,
Our pain,
I'll say it again,
God is a concept,
By which we can measure,
Our pain,
I don't believe in magic,
I don't believe in I-ching,
I don't believe in bible,
I don't believe in tarot,
I don't believe in Hitler,
I don't believe in Jesus,
I don't believe in Kennedy,
I don't believe in Buddha,
I don't believe in mantra,
I don't believe in Gita,
I don't believe in yoga,
I don't believe in kings,
I don't believe in Elvis,
I don't believe in Zimmerman,
I don't believe in Beatles,
I just believe in me,
Yoko and me,
And that's reality.
The dream is over,
What can I say?
The dream is over,
Yesterday,
I was dreamweaver,
But now I'm reborn,
I was the walrus,
But now I'm John,
And so dear friends,
You just have to carry on,
The dream is over."


By John Lennon

lunes, mayo 16, 2005

La estación de las decisiones

Quisiera poder vivir alejado de las decisiones, en un lugar recóndito y pequeño, sin dinero, sin necesidades ni necedades, desnudo de civilización y humanidad. Se, sin embargo, que no me soy sincero diciendo esto, se también que no me hago justicia. Somos quienes somos por nuestras elecciones, hasta la mas pequeña nos moldea en algún grado. Pero hoy el miedo me atormenta... ¿qué tren quiero coger?

Es cierto, me encuentro perdido en algún lugar entre el éxito y el fracaso, y ese es el lugar mas ingrato de cuantos existen: ni todo has perdido ni nada has ganado. No te impulsa a nada, en todo caso, los horizontes solo te impulsan al miedo, te encierra.

El caso es que se me aproxima ese momento en el que debes de dejar de hacer bocetos de ti mismo, la vida te va pidiendo una obra mayor, duradera y representativa. No sé si la gente nota el paso de la infancia a la madurez, yo no lo he notado. Y aquí estoy, dispuesto a dar un paso sin sentirme preparado, sin ver el suelo que piso, sin estar seguro de haber dejado de ser un niño de doce pero con el cuerpo de uno de veinticinco. Vale, estoy de acuerdo, ya no es el mismo el precio de mis juguetes...

domingo, mayo 15, 2005

Exposición

A veces quisiera dejar expuestos mis cuadros, dejar mi puerta abierta de martes a domingo, los lunes cerrado como todos los museos, y que la gente entrara a recorrer mis galerías de locura y neura, mis pasillos de sueños y penas, mis salas de alegría y desdicha. Pagando un precio, claro, pues no esta bien vista la exposición de uno mismo en vano, pero sería un precio módico, para cubrir gastos. Pero algunos días, declararía mi día mundial, para combatir el aburrimiento o para no sentirme tan solo, y dejaría entrar gratis a todo el mundo.
Pero sé, que para ser expuestas poco valen mis obras, poco vale el artista, o por lo menos confio poco en que le interese a alguien lo que sea que haya que ver.
Asi que permanezco cerrado a cal y canto, la oscuridad de mis pasillos crece día a día, como en el canibalismo instintivo de las perras, se alimenta por necesidad de sus propias sombras. Al artista, loco, se le oye gritar de tanto en tanto por las negras galerias, y si alguien escucha atentamente podrá entender, que quiere contar sus secretos.